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La Institución Libre de Enseñanza

Hace unas semanas un amigo, en un debate, apuntaba que necesitábamos de principios morales en la Escuela y que esos Valores estaban en crisis. En nuestra sociedad actual y en estado de crisis; ¿Donde podemos buscar esos Valores?

Habría que buscarlo en los Fundamentos de la pedagogía de la Institución Libre de Enseñanza.

En 1843 el profesor Don Julián Sanz del Río introduce en España la Filosofía de Federico Cristian Krause.  Francisco Giner de los Ríos, discípulo de Sanz del Río, Fernando de Castro, Nicolás Salmerón, Gumersindo Azcarate y otros profesores, siguen la escuela krausiana.

Castelar escribe unos artículos contra la iniciativa de la Reina Isabel II de enajenar los bienes del Real Patrimonio para dar una tercera parte al Erario, y el Gobierno le priva de su Cátedra.

El grupo de profesores krausistas protesta por esta decisión, de forma inmediata Sanz del Río y Fernando de Castro son destituidos de sus Cátedras abriéndoles en 1867 un expediente. Durante la Primera Republica se sientan las bases de lo que seria la futura Institución Libre de Enseñanza pero la restauración Monárquica de Alfonso XII y las presiones de su ministro de Fomento Manuel de Orovio hacen que se sean encarcelados los profesores más liberales y se les priva de forma definitiva de sus cátedras. En vista de tan dramática medida Giner, Azcárate,  Salmerón, y Figuerola entre otros fundan en 1876 una Institución Libre de Enseñanza (ILE) que se dedica a la Superior y Secundaria en un principio y cuyos bases es la neutralidad religiosa y política; así como la independencia total de Estado y de toda comunión religiosa o de escuela filosófica. La falta de medios y la negativa del Estado a reconocer oficialmente los estudios realizados en el nuevo centro obligan a Giner a prescindir de la Enseñanza Superior en 1882, limitándose a una escuela de niños, cuyos métodos corresponden a la que se ha llamado “escuela activa”, y dando primacía  a la educación sobre la enseñanza. La finalidad de la Institución es formar hombres y la ética tiene primordial importancia.

El proyecto pedagógico de la ILE es un proyecto total, una tentativa de trasformación global en la que conviven una ponderada visión de lo político, de lo social, de lo científico, y de lo religioso, disciplinas todas entrelazadas de forma armoniosa y fundiéndose entre si en una autentica concepción del Mundo y La Vida. En esa conceptualización ocupa un lugar central el “nuevo hombre”: Un sujeto crecido y formado en una suerte de humanismo integral que recuerda por momentos a algunos rasgos del humanismo del Renacimiento. En aquel momento, en aquella España no se necesitaba de Leyes, ni Lideres, ni Revoluciones lo que necesitaba era de “Hombres”, pero hombres formados en Principios.

Entre muchos métodos formativos destacaría uno a modo de paradigma. El “Método Intuitivo”; es extremadamente difícil definir o sintetizar lo que llegó a ser este método en la ILE. La intuición era tanto un Don del Educador como una vía de relación del niño con el mundo. El educador asumía intuitivamente los caracteres originales y personalísimos del discípulo e iba estimulando su desarrollo, secundando su actividad, alimentando su maduración… dejándole hacer.  Para tal finalidad se servia de la totalidad de las plurales y complejas provocaciones que ofrecía la vida real: la naturaleza, el arte, la familia, la industria, etc. Se trata de una enseñanza activa, porque el maestro tiene misión de iluminar y alimentar la fuerza personal del educando; se trata, por otro lado, de una educación individualizada, porque huye del uniformismo, acentúa y potencia su personalidad original. Bartolomé Cossío se oponía de forma radical a lo que él llamo procedimiento de estampación, el que utiliza el maestro-poseedor de la verdad contra el alumno calladito y neutro con un inexistente espíritu critico e inconformista. Por esas mismas razones también se opone al libro de texto cuya deglución a “fuerza de codos” aplasta de forma tajante las tentaciones de curiosidad estudiantil por la consulta y contraste de otros libros diferentes. Para Giner y Cossío la enseñanza debe ser lo contrario a eso: Tiene que ser una excitación permanente a la actividad, a la curiosidad, a la búsqueda; en suma, no enseñar las cosas, sino ensañar a descubrirlas y hacerlas. En la ILE se intenta enseñar a través del goce de lo activo, nunca con puras teorías, sino a partir de experiencias personales con la naturaleza, el arte, las ideas… Naturalmente se opone a la masificación de las enseñanzas. Un número reducido de estudiantes es una condición inexcusable para desarrollar este tipo de pedagogía. El numerus clausus no aparece aquí como una estratagema de clasismo: es un punto de partida sin el cual es imposible la pedagogía. La idea de tolerancia, y de libertad de conciencia que es asumida en la Institución como inspiración central, deriva también de esa confianza incondicional en la naturaleza humana.

Un ejemplo practico de esta Filosofía lo podemos ver en la película  “La lengua de las mariposas”  se trata de una cinta de cine español dirigida por José Luis Cuerda. Su argumento y de forma muy sucinta seria el siguiente: Narra la vida escolar de la Galicia de 1936. Moncho empieza la escuela, pero tiene miedo: Ha oído decir que los profesores pegan… Pero se encuentra con un maestro simpatizante de ideas liberales y republicanas y que va a ser víctima de los terribles acontecimientos de la época, en concreto del triunfo de la sublevación fascista en ese pequeño pueblo gallego. La vida del pueblo transcurre en una época marcada por el inicio de la Guerra Civil.

Ese mundo, el de Giner de los Ríos, y el de “La lengua de las mariposas”, se plasma hoy día  y de forma distinta, en los problemas burocráticos, administrativos y semioticos que distintos Gobiernos Autonómicos, junto a los sectores más reaccionarios y cavernícolas de la Educación  tratan de fomentar con el  único fin de torpedear y minar el proyecto y la realidad de la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Su ausencia en los programas curriculares augura una futura sequía de ciudadanos serios, responsables y comprometidos, capaces de afrontar con éxito las necesidades de la Nueva Sociedad del siglo XXI.

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